Al pensar en una estrategia de costes pensamos en hacer bajar como sea el gráfico de costes directos e indirectos imputables a nuestros productos, especialmente en los procesos de producción y fabricación donde muchas veces hay un mayor margen de mejora, así como en la eficiencia en la entrega de los mismos.
*Imagen: eventioz.com.ar
¿Por qué? Porque seguramente no tenga el carácter líquido y cambiante que cualquier sistema de fabricación o de producción deba tener hoy en día. Los ciclos de maduración de los productos se han recortado alarmantemente, incluso todos concluimos que existe y convivimos con la obsolescencia programada, con lo que se contraen todavía más de una forma artificial que afecta drásticamente a los sistemas de producción y las propias estrategias corporativas a medio y largo plazo.
Por todo ello, una estrategia focalizada en la reducción de costes seguramente no pueda dar respuesta dinámica a los cambios tecnológicos y el ritmo competitivo que hoy en día mueve la mayoría de sectores económicos. Históricamente, cuando una tecnología se asentaba y tenía un periodo de vigencia de lustros o incluso décadas, conseguir optimizar y rentabilizar al máximo los sistemas de producción, fabricación y entrega sobre esa base tecnológica resultaba indispensable para conseguir ese plus con el que erigirse en ventaja competitiva si se acrecentaba con el tiempo.
Además, hoy en día cada vez cuesta más diferenciarse en proceso, y las tecnologías rápidamente son difundidas, replicadas y mejoradas. Encontrar en el pasado una forma más eficiente de fabricación podía ser clave para la rentabilidad y el futuro de la empresa durante varios años. Hoy en día, tener una ventaja de fabricación o un proceso diferenciado apenas nos puede servir para conseguir cierta notoriedad e imagen de marca, pero no para significar una ventaja real y persistente frente al resto de competidores salvo que dicha mejora sea patentable y revolucionaria. De otro modo, incluso obteniendo la patente quedaremos desfasados una vez que la competencia descubra un nuevo método de replicar nuestra tecnología con unas características distintivas que la alejen de nuestra patente y a su vez mejoren la competitividad empresarial.
Lo que antiguamente se definía en procesos cíclicos que duraban décadas y vivían situaciones no excesivamente violentas hasta que aparecía un cambio revolucionario que cambiaba la filosofía global de fabricación y producción, hoy en día pasa en unos pocos meses.
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